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Abuelita Chona.

Seguimos de vuelta a la raiz.

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Bitácora de mi alma – 2 de julio de 2025 Tercera noche de obsidiana…Mi Chona…


En este trabajo de sanación no ha habido un camino donde mis abuelas no me hayan acompañado, pero la conexión con mi María Encarnación es diferente. El útero que creó a mamá, un útero donde yo misma habité antes de bajar a esta experiencia humana. La abuela materna es un portal directo a los dolores de la raíz, de la matriz.


Soñé que estaba en casa de mi abuela Chona, en Capadare, ese lugar que tanto amo y donde guardo los momentos más bonitos y puros de mi infancia. Estábamos las primas, las Marías, en el patio. Me ponía las botas para subir al conuco donde mi abuelita sembraba su propio sustento. Empecé a subir un camino que mi memoria conoce perfectamente, pero comenzó a convertirse en una escalada. Y allí estaba yo, en medio de rocas, sosteniéndome con ramas y lianas de los árboles. No podía seguir subiendo, tenía que volver a la casa.


Bajé y vi, desde el patio, la casita en las montañas de mi infancia. Supe claramente que debía remodelarla. En mi sueño llegó una gran amiga arquitecta, Mariangel (porque esta alma empezó estudiando arquitectura en alguna de las vidas que he transitado en esta encarnación), a quien valoro mucho. Juntas empezábamos a armar las ideas de lo que yo quería remodelar para hacer un “puente” y subir más fácil.


Dentro de la casa me encontré con un par de amigas: Joshuana y Abby se aplicaban maquillaje frente a un espejo. Yo les recordaba que eran hermosas y no necesitaban maquillaje. Tal vez sea yo la que está lista para salir al mundo sin pretender perfección. Me habló la consciencia.


Desperté.


Integración.Hay que remodelar la base, la casa, la raíz. María, no quieras tocar el cielo ni llegar a la cima si aún hay cositas que remodelar. Aunque ya las hayas visto y trabajado en otras terapias, aquí está la obsidiana recordándote que hay que sacarlas del cuerpo.

Si algo he aprendido en la reconexión uterina es que ver las cosas y entenderlas —en cualquier tipo de terapia, clínica u holística—, si se hace solo desde la mente, sigue siendo un camino que se transita desde el sistema patriarcal. La verdadera revolución es sacar todas esas memorias de cada uno de los átomos que dan forma a la tierra donde habita tu alma: el cuerpo.

“Tanto que le di pelea a este cuerpo, mi navecita sagrada.Ahora le regalo hojas y flores, bien presente en la mañana.”Natalia Doco - Decreto

Esa mañana no hubo café. Hubo jugo verde, aceite e incienso de rosas. Bailecito al son del tambor, entrenamiento de brazos para poderme guindar bien de las ramas…

Bonus: El sueño de hace un par de meses…

Estaba en casa de la abuela Chona. Había gritos, se incendiaba, había llamas por todos lados. Toda la familia —hermanas, mi papá, mis tíos, mis primos— salía corriendo. Yo, sin embargo, no podía dejar la casa: las gatas estaban dentro. Empecé a buscarlas, gritando, mientras sentía el calor. Mi mamá y mi prima Marielsi se quedaban conmigo. Tomaron a Gaia y Lua, respectivamente, y cuando por fin tomo a Ocean para salir, la veo a ella, mi Chona, sentada en una silla en mitad de la casa, mientras las llamas la rodeaban.

Le digo a mi mamá:—Hay que sacar a mi abuela.

Y ella responde:—María, mamá murió. Ya no hay nadie en la casa. Hay que salir.

—¡Pero no la ves! ¡Está allí!

En ese momento supe que solo yo podía verla. Me acerqué, la miré a los ojos, y con su voz clara y la franqueza que la caracterizaba, me dijo:

—Hija, he quemado la casa. Salgan y háganse una.

Desperté.

Entendí el mensaje perfectamente: el fuego había transmutado todo en la casa matriz. Mamá, que me sostuvo y me trajo a la vida, transmutaba conmigo. Mi prima Marielsi, al contarle a mi mamá el sueño, me contó que se había separado. Unas semanas después supe que otra prima también se separó.

Aquí estamos, Chona. Tus Marías, transmutando el patrón del miedo a aceptar lo que no merecemos, tomando de ti la fuerza para dejar atrás lo que no nos hace felices. Aquí vamos, cada una creando desde el amor propio su propia casa.

Después, hay quienes me llaman loca y no creen que el útero tenga memoria. Pero yo ya no me ofendo. Sonrío en silencio, porque tengo certeza de que en la raíz, en el YO SOY, en el portal de vida que te dio la consciencia divina al crearte vasija, mujer medicina, allí están los secretos para tu propia evolución.

Con amor y al servicio de la humanidad,caminando hoy con la obsidiana…Marijo


P.D. Las amo, primas. No estamos solas. Chona lo está viendo todo desde su montaña.


🐋🦋 10.23





 
 
 
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