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De la guerra al Amor

De guerrera a Reina


Rabia, violencia, miedo al masculino, heridas con los ex.


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Bitácora de mi alma: Nov, 4 del 2025


Vísperas de la Luna llena en Tauro.


El descanso de la guerrera.


Vivir haciendo el amor y no la guerra.

“Yo soy el cuerpo donde habita la sabiduría universal. Mi corazón me dirige con certeza, sin miedo y sin apegos, hacia la realización del propósito de esta encarnación. Vuelvo a la inocencia, la única forma de vibrar en amor incondicional”.

De una luna a la otra se me ha invitado a revivir procesos, a destruir el concepto errado de lo que es el masculino, a liberarme de esas formas aprendidas y heredadas que no me permiten habitar en mi Ser, un masculino que sostiene, que ama en suavidad y placer.


La noche del 7 de Octubre en causalidad de esa Luna Llena en Aries, “Luna del Cazador”, me toco transformar esa onda que me mantenia en estado de cazadora de la vida, cazadora de oportunidades, cazadora de amores.


Empecemos con el concepto de masculino.


Tanta información sobre cómo debería ser o no un hombre o una mujer, cómo se deberían comportar, qué cosas son toleradas y silenciadas en nombre de la “forma correcta de ser”.


Las memorias de los ancestros que caminaron sin poder liberarse del estado de supervivencia, viviendo en miedo: miedo a vivir, miedo a amar, miedo a SER.

Tanta información parafraseada con las palabras “correctas” para manipular las mentes; conceptos que evolucionan, que quieren enseñar o hacerte creer lo que “está bien”.


Pero la verdadera grandeza es volver a cómo se siente en amor incondicional e inocencia, sin ego y sin miedo, el masculino dentro de ti.


Hubo que pasar por papá, por los abuelos… ¿qué tipo de hombres fueron?


Los tíos, los primos… y los ex:

¿Desde dónde resoné con ellos? ¿Qué herida me mostraron?

¿Cuánto amor o cuánto miedo viví con ellos?


Porque, para liberarse del dolor, a veces hay que sentarse con una tacita de té a revivir.


Porque eso es ser viajero del tiempo, eso es cambiar tu destino y reescribir el futuro.


Poder ir de vuelta a esos lugares y salvarte, tomar esa parte fraccionada de tu alma y volver aquí, al presente perfecto, con esa pieza faltante colocándola en su lugar con amor y compasión.


Recordé la última vez que mi herMaga Fátima me hizo body painting y me tomó con amor de los brazos. Mirándome a los ojos, me dijo: “Hay que honrar al masculino”, y tomó mi brazo derecho, pintando una obra de arte en él.


Me fundí en ese momento, en esa sensación perfecta de cuando la pieza del rompecabezas encaja.

¿Cómo se siente el masculino en mí?


¿Cómo lo vivo en el cuerpo?


¿Cómo se siente la seguridad, el sostén, la protección y el éxito en mi ser?


Mientras daba sorbitos al té, pude ver mi masculino emergiendo como el Emperador que me habita.


Pude ver el honor con el que vivo en autenticidad hoy, la lealtad a mí misma y a mis instintos, la forma en que me sostengo, me proveo, la forma en que voy sosteniendo y cambiando mi cuerpo en silencio.

Pude sentir la firmeza de los músculos que he logrado los últimos meses, sin espectadores.


Pude ver las veces que me he sostenido en silencio mientras lloro; cómo ya no necesito la aprobación ni la protección de nadie.


Respiré profundo, me habité en silencio… y llegó la siguiente ola: los ex.

 

Volvió la incomodidad al cuerpo.


Mi ego quería detenerme, pero sabía que la única forma era sumergirme y volver al pasado, a seguir buscando partes de mí.

Pude ver el nacimiento, en mis veintitantos, de la Cazadora: cuando saboreé el poder y la sensualidad de tener y elegir a quien yo quisiera.


Pude ver, desde arriba, como el Águila, las interacciones con todos y cada uno: el juego de poder, la feminidad oscura de querer dirigir y cazar al otro desde la falsa dulzura.

Las veces que materné a hombres que no había parido.


Cómo creía y actuaba para ser “digna de amor”.


Cómo lanzaba la red sabiendo que atraparía al pez.


La seducción, el autoengaño cuando me encaprichaba, las veces que quise, a toda costa, que el amor fuese de mi talla.


Las máscaras, el miedo que no da espacio para el amor incondicional.


Llamar la atención, perseguir, demostrar mi valor


Y allí llegué a la raíz: SER VISTA.


Siempre fue la niña buscando a papá, deseando SER VISTA.


Me paseé por la adolescente que quería ser elegida.

Porque eso enseña la sociedad, te deben elegir.


Me enfrenté al amor romántico de las películas y novelas que me enseñaron que el amor es drama y sufrimiento, que hay villanos y que hay que luchar.


!LUCHAR!… Guerra…. La Guerrera.

Sonreí con una mezcla de inocencia y vergüenza.


Y pude ir de vuelta a abrazarme en cada una de esas experiencias, a decirme al oído:


No necesitas esta careta.


No necesitas seducir.


No necesitas maternar.


No necesitas hacer.


No necesitas convencer.


Volvamos aquí, ahora, a nuestro presente perfecto.

Y fui colocando cada fragmento dentro de mí,


mientras bailaba desnuda en mi cuarto.

 

Empezó la alquimia, y me cantaba:


No hay que hacer, hay que SER.


No hay que seducir, hay que ATRAER.


No hay que maternar, hay que NUTRIR.


No hay que cazar, hay que RECIBIR.


Y mi vientre latió y volvió a ser hoguera, a ser calor.


Entró la Diosa, la que es sensual, la que es curva, la salvaje, y la fui sintiendo en todas las células, mientras observaba mi cuerpo moverse frente al espejo, bajo la luz de la luna llena en la ventana.


Disfruté de aquella sensación, y entonces me habló la divinidad,


la intuición, o como quieran llamarle.


Así, justo así, se siente la pareja sagrada.


Así, justo así, se siente ser sostenida por el Masculino Sagrado.


Así se siente la danza.  


La armadura se fue disolviendo; el útero y el corazón se conectaron,

empezaron a latir al mismo tiempo.


Me senté a escribir entonces: ¿Qué es para mí un hombre?


Y con los ojos cerrados, pude sentir el sol calentándome el cuerpo, dentro del apartamento, durante la noche.


Y lo entendí:


Yo soy el amor que busco.


Y el amor es siempre bonito y seguro.


Nadie dijo que fuera fácil, pero sí suave.

Y no hizo falta que nadie me explicara cómo tenía que ser el masculino para mí.


Esa noche se me mostró cómo se sentía en el cuerpo.


“Amber is the color of your energy”...


Hoy, en vísperas de la Luna Llena en Tauro, me siento a escribirles este blog con un cuerpo lleno de gozo y placer, sin armadura, caminando y vacilando esta experiencia humana.


Sabiendo que dentro de mí hay una cazadora y una guerrera letal, que sabrán ocupar el espacio cuando sea necesario para protegerme, pero que, a partir de hoy, serán solo un arquetipo en mi maleta.

Lo doblé como un vestido favorito que ya no usaras por un buen tiempo,


y me vestí de Emperatriz y de Emperador,


eligiendo, en consciencia, hacer el amor, porque ya no hay más guerra…


Sentada con una taza de té de manzanilla, en mi trono, invadida de dulzura.


Con amor y en servicio de este planeta.

Marijo 🐋🦋 10.23







 
 
 

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