Mujer Medicina
- bitacoraparaelalma
- Jun 30
- 3 min read
Camino con la obsidiana

La Bitacora de mi alma. Junio 30 del 2025, primera noche de obsidiana.
He estado notando, en los mensajes de muchas mujeres medicina —incluyéndome—, un poco de frustración frente a las “tendencias”, las modas, y la avalancha de cursos e información en redes sociales. Por eso, decidí apagar el ruido y volver a mí por unos días.
Con la entrada del Sol en Cáncer, elegí regresar a casa. Me refugié en mis hierbas, me encerré en mi hogar, donde todo es paz. No hay ruido, no hay drama, no hay caos. Volví a lo que me ancla en el presente: pintar, escribir, abrazar y disfrutar del ronroneo de mis gatas. Conecté con mujeres sagradas de la historia y recordé que ninguna de ellas vivió intentando convencer a otros de su medicina.
A diferencia de los hombres, que han subido montañas o cruzado desiertos para conectar con la divinidad —porque en ellos habita el hacer y el buscar—, las mujeres sabias, a lo largo de los años de humanidad, no han tenido que publicar ni hacer reels para volverse virales y expandir su sabiduría. Al contrario: han estado inmersas en la faena perfecta del presente, y los mensajes divinos llegan a ellas. El ángel Gabriel a María, la voz en el pozo a María Magdalena, o el llamado a Juana de Arco.
Recordé que las verdaderas diosas se sientan y dirigen la energía desde sus tronos. Somos vasijas, imanes de creación, el óvulo que elige al esperma. Y esto no significa que no seamos capaces de hacer o de buscar, ni que nuestra existencia se resuma a esperar que otros actúen. Significa que las grandes decisiones se toman en el silencio, en el vacío.
Usé todo lo que he aprendido en el camino y volví a mi útero. Escuché su voz: amorosa, dulce y cariñosa como mi propia esencia. Me dijo:
“El hogar eres tú. Tú eres el caldero sagrado que todo lo crea. Entra a tu casa. Destruye, remodela, transforma, transmuta. Quema viejos y nuevos paradigmas creados por una sociedad patriarcal que está enferma. La verdadera mujer medicina es un templo sagrado al que llegan las almas listas para verse reflejadas en las llamas de tu propio fuego. No temas soltar personas o lugares para ir al siguiente nivel.”
Y mi ego, de un salto, gritó: “¿Cuánto más vamos a perder? ¿A quién más vamos a soltar?” Entonces, con una voz llena de sostén que se apoderó de cada célula de mi ser, me respondió:
“Recuerda el sueño.”
Hace casi dos años, soñé con un apocalipsis. Todo se destruía. Tomé unas maletas y a mis gatas, y corría desesperadamente por la ciudad ardiendo en llamas. Llegué a una calle ciega, como las de Nueva York. Traía muchas cosas; no podía correr bien. Al final de la calle, en una pared, había una mujer negra llena de luz. Cuando me acerqué, me sonrió con una tranquilidad que contrastaba con el caos que dejaba atrás. Con un gesto de su mano, disolvió los ladrillos y pude ver, allí, mi Edén personal. Ese lugar sagrado que he soñado desde niña: el mar al fondo y las ballenas cantando.
Avancé para cruzar, pero ella me detuvo. En ese momento, recordé que mi familia y amigos aún estaban en el caos. Como si leyera mi mente, me dijo con voz firme:
“Solo tú y tus gatas pueden pasar. Incluso las maletas debes dejarlas.”
Desperté. Comprendí que las cosas por las que me preocupo para ascender al siguiente nivel siguen siendo apegos, miedos a soltar lo que ya se ha construido. Y me rendí. Volví a mí. Entendí que no importa cuántas personas, cosas o lugares deba dejar atrás: yo soy todo lo que necesito.
YO SOY MI HOGAR.
Y mi útero latió. Y me sentí sostenida por la vida.
Con amor y de la mano de la obsidiana,
Marijo
🐋🦋 10.23




Comments